Otra mala decisión, otra ola de indignación.
Puede que los Yankees hayan escapado con una victoria por 1-0 sobre los Angels la semana pasada, pero lo hicieron con la ayuda del árbitro de Home, Ben May, cuya decisión final de strike tres fue muy errónea. Con la carrera del empate en primera, el receptor de los Angels, Logan O'Hoppe, vio cómo un lanzamiento de 2-2 de Mark Leiter Jr. se alejaba de la zona, pero de todos modos se cantó.
— 🤙🤙🤙 (@burnacity2025) May 29, 2025
Incluso el catcher de los Yankees J.C. Escarra admitió después: "Definitivamente fue una bola".
La reacción de O'Hoppe lo dijo todo. También lo hizo el manager de los Angels, Ron Washington, que no se anduvo con rodeos: "Estuvo mal. No sabía que estaba tan lejos del plato hasta que lo vi".
El lanzamiento falló por al menos medio metro. Y para los aficionados, ya hartos de la incoherencia de los árbitros, es sólo el último ejemplo de por qué las Grandes Ligas de Béisbol deberían pensar en acelerar su avance hacia la tecnología automatizada de lanzamiento de bolas (ABS).
Según Umpire Auditor, más de 27.000 llamadas se perdieron en 2024, incluyendo más de 1.600 llamadas de tercer strike. Las cifras corroboran lo que muchos aficionados y jugadores ya piensan: el error humano está decidiendo demasiados partidos.
Lmfao dude robo umps now we can’t keep trusting the human eye for calls like this pic.twitter.com/fgwjjHeTU7
— Troy (@hundredand1) May 31, 2025
Las empresas tecnológicas también están participando. Firmas como Undetectable.AI afirman que las mismas herramientas de aprendizaje automático que impulsan las estadísticas y los análisis de los partidos también pueden utilizarse para crear una zona de strike más limpia y coherente.
Los sistemas de IA como ABS ya se utilizan en las ligas menores y en los entrenamientos de primavera. No son perfectos, pero tampoco lo son los árbitros que llevan décadas trabajando.
Una decisión errónea no suele arruinar una temporada. Pero ésta ayudó a terminar un partido. Y si la MLB quiere que la atención se centre en los jugadores y no en los árbitros, podría ser el momento de introducir los robots.