La increíble transformación de los White Sox post All-Star Game que emula a los Yankees de 1927

Colaborador
Ernesto Guevara
Colaborador
Billy Heyen
La increíble transformación de los White Sox post All-Star Game que emula a los Yankees de 1927 image

Los Chicago White Sox, de repente, son el mejor equipo al bate de todo el béisbol.

Sí, en serio.

Desde el Juego de Estrellas, los White Sox tienen el mejor OPS de las Grandes Ligas, con .861.

Codify nos trae la lista completa:

Para poner esto en contexto: los legendarios New York Yankees de 1927, conocidos como la alineación de Murderers' Row, tuvieron un OPS colectivo de .872.

Primero que nada, eso es una locura, mantener ese ritmo ofensivo durante toda una temporada.

Pero también significa que los White Sox han estado casi a ese nivel durante este tramo. Tienen marca de 41-69. Se encaminan a otra temporada decepcionante, aunque no tan históricamente mala como la del año pasado.

Pero de alguna manera, están encendidos.

Desde el Juego de Estrellas, han jugado 13 partidos, hasta la noche del sábado.

En ese lapso, tienen récord de 9-4.

Han anotado 90 carreras en 115 entradas jugadas, mientras que solo han permitido 53.

En ese mismo periodo, el equipo ha conectado 28 dobles, 27 jonrones y ha robado siete bases en ocho intentos.

Colectivamente, están bateando para .292, con un porcentaje de embasarse de .337 y un slugging ridículo de .525.

El promedio de bateo en bolas en juego es de .310, un número que no parece producto del azar.

Este es un equipo que ha comenzado a golpear la pelota con autoridad, y lo están haciendo desde todas las partes del orden al bate.

Puede que esto no se mantenga, pero en una temporada donde aún están 28 juegos por debajo de .500, ese ni siquiera es el punto.

El punto es que esto ha sido divertido. Los White Sox están dando a sus aficionados una razón para sonreír nuevamente.

Y si de alguna manera logran mantener parte de este impulso ofensivo hasta 2026, tal vez finalmente encuentren la forma de cambiar el rumbo.

*Artículo original de Billy Heyen y traducido por Ernesto Guevara